lunes, 8 de abril de 2019

Menstruación Zero Waste | Mi Experiencia

A finales de enero os hablaba de las distintas alternativas disponibles a nuestro alcance para vivir nuestra menstruación de una forma más saludable y sostenible. 



Hoy os voy a hablar de mi experiencia con las compresas de tela y las bragas menstruales. ¿Queréis saber qué tal me han ido?



Las bragas menstruales han sido un gran descubrimiento ya que no hay sensación más liberadora que el no llevar nada (ya sea dentro o fuera de tu cuerpo) para controlar tu menstruación. Estas son de la marca Cocoro, y forman parte del pack 2x del modelo ARAN



Este modelo es de cinturilla alta con un encaje en el borde que no aprieta nada (algo muy necesario sobre todo en los primeros días) y que recoge perfectamente el abdomen. Como podéis ver en la foto de abajo, la zona de la entrepierna es la que tiene el refuerzo absorbente. Este refuerzo no es nada abultado, es casi imperceptible y MUY suave. 


Las encuentro perfectas para ir a hacer deporte y para dormir, porque tener que cambiarte toda la ropa interior estando en la calle puede resultar más complicado. Las tenéis con distintos niveles de absorbencia, según vuestro flujo o el día del período en el que os encontréis. No he tenido ni un sólo escape ni filtración indeseable con ellas puestas, así que aunque cuesten un poco caras os recomiendo que las pidáis para vuestro cumpleaños/Reyes/whatever porque no os vais a arrepentir. 
También podéis usarla como complemento a la copa menstrual, sobre todo en los primeros días cuando el flujo es más abundante, por si teméis alguna posible fuga. 


El cambio más fácil de hacer son las compresas de tela. Mismo tamaño, mismo mecanismo y mismo resultado que las convencionales. Yo las pido a la tienda Lecy Eco de Aliexpress (donde están genial de precio y hay ofertas y descuentos constantemente) y ya he repetido varias veces porque el producto es increíble y el envío llega en muy poco tiempo. 
Las tenéis en tamaño grande de bambú (con mayor absorbencia), tamaño mediano de bambú y tamaño mediano de carbón (ambas de absorción media)


¿Qué es eso del bambú y del carbón? Los materiales con los que están hechos el interior de las compresas. Son los que consiguen que se absorba adecuadamente y no crezcan bacterias perjudiciales ni malos olores gracias a su naturaleza antimicrobiana. 
Ambos materiales vienen recubiertos por una tela impermeable en el exterior y una microfibra extremadamente suave en la capa que está en contacto directo con la vulva, que ni irrita ni da calor. 
En contra de lo que pueda parecer, no resultan nada voluminosas ni se nota que las llevas puestas hasta con los pantalones más ajustados. Las compresas convencionales siempre me han irritado (sobre todo las que llevaban perfume) y este cambio ha sido fabuloso. Os las recomiendo muchísimo. 


Cuando están dobladas ocupan muy poco espacio, y si las elegís con estampados divertidos son mucho más agradables de encontrar por el bolso que las compresas de toda la vida. 

¿Cómo limpiarlas? Tanto las bragas menstruales como las compresas de tela tienen el mismo proceso: lo único que tienes que hacer es retirar la mancha con agua fría y jabón neutro (el Lagarto de toda la vida) nada más quitártelas y ponerlas en remojo con agua fría + sal/vinagre/aceite de árbol de té (elige el que más te guste) antes de meterlas en la lavadora al final del ciclo. En la lavadora las lavamos de nuevo con agua fría y SIN suavizante.  

¿Cómo secarlas? Lo mejor es dejarlas secar al sol para mantenerlas limpias y sin manchas (el sol mata bacterias y blanquea naturalmente) Siguiendo estas instrucciones te pueden durar hasta tres años, con todo el ahorro de dinero y residuos que eso implica. 

Yo personalmente no encuentro nada "desagradable" el prelavar las compresas a mano. Es mi propia sangre y no hay nada vergonzoso ni asqueroso en ella. Además el agua fría es casi mágica y elimina la sangre de un plumazo, y lo poco que quede sale perfectamente con el jabón. Este tipo de sistemas ya no sólo van a crear menos basura, sino también nos van a reconciliar con nuestros cuerpos, nuestros ciclos y nuestra propia naturaleza para romper tabúes de una vez por todas y quitarle ese estigma de "cosa oscura y privada" que se le da a la menstruación. 



Y os preguntaréis: ¿y la copa menstrual? ¿La has probado? Yo personalmente no: nunca fui usuaria de tampones (nunca los encontré cómodos) pero os dejo los testimonios de varias amigas que sí son usuarias de la copa y sus experiencias. ¡Espero que os ayuden! 🙂


"Empecé a utilizarla por economía durante la carrera. Los productos desechables son excesivamente caros y, en ocasiones, incómodos. La copa me costó 9 euros y se amortiza sola en un mes o dos. 
Es verdad que la transición a la copa puede ser algo incómoda, pero vale la pena. Una vez te acostumbras no notas ni que la llevas y te puedes olvidar de ella sin problema.
Para mí ha acabado siendo una liberación porque con ella no hay limitaciones de tiempo ni de actividad física y también ha supuesto un acercamiento conmigo misma y mi periodo. Yo siempre la recomiendo."
Ana, 30 años


"Había oído hablar de ella pero poco, la verdad, y coincidió que una amiga compañera de trabajo las vendía, así que después de que me informara ella y de que yo me leyera todos los foros de internet, le compré una. Me encantaba además la idea de dejar de usar cosas desechables. Desde el principio me pareció genial, no me costó nada acostumbrarme a usarla y, en contra de lo que se pueda pensar, en general ves mucha menos sangre que usando compresas o tampones. Es mucho más limpio y cómodo, como si no llevaras nada. No molesta y aguanta muchas más horas. 
Además es súper higiénica, porque es de silicona (que por ser un material inerte es muy difícil que se desarrollen bacterias) y se la recomiendan siempre a chicas que tengan problemas de infecciones de orina y esas cosas (no es mi caso, pero esta guay saberlo). 
Dura unos 10 años, y en cada ciclo la puedes usar desde el primer día hasta el ultimo. Una vez que terminas, la esterilizas y la guardas hasta el siguiente mes. Despídete de llevar en el bolso miles de compresas, tampones y salvaslips de todos los tamañosPuedes llevarla puesta hasta 12 horas, ¡lo que te da bastante libertad! Aunque depende de cada una. Yo suelo hacer la maniobra de vaciar-lavar-ponerla dos veces al día. Puedes dormir con ella también.  
Y aparte de todas esas cosas, la verdad es que al pasarte a la copa te conoces un poco más y llegas a entender el ciclo de otra manera. Eso esta muy guay también."
Cristina, 35 años


"Mi experiencia con la copa ha sido el descubrimiento más grande que he tenido. Puede parecer exagerado, pero lo que pasa que mis reglas toda la vida han sido largas, dolorosas y además abundantes, gastando la tira de tampones y compresas. Si soy sincera, al principio me daba mucho apuro, porque soy un poco sensible con la sangre (si hay mucha o una herida fea me mareo) pero al fin llegó un día y decidí comprármela, a ver qué tal. Para mí punto de vista, ¡de verdad lo mejor que he podido hacer!
Cómoda de poner, de limpiar (no tengo porqué ver la sangre) no voy a mentir, si llevas unas cuantas horas, a lo mejor de sacar es más incómoda, pero te sientas tranquilita, te abres un poquito y fuera. La recomiendo muchísimo, me acorta el tiempo de las reglas, me duelen mucho menos, no son (o ya no me parecen) tan abundantes, te crees que lo vas a llenar o a rebosar y ¡no! 
Tenéis que probarlo porque aparte de también hacerle un favor a este planeta, vais a ver el cambio y la comodidad de no tenerte que cambiar nada cada hora o dos horas, ¡es magnífica!"
Miryam, 26 años

"Lo cierto es que en un principio tenía mis dudas sobre la copa. Quizás lo que más me preocupaba era el hecho de no saber cuál sería el tamaño correcto para mí, ya que en algunas marcas hay varios tamaños. Al final la que compré tenía el tamaño pequeño para todas las mujeres que no hubiesen tenido parto vaginal (sin importar su edad) y esa fue la que compré (¡Y por sólo 12,95€!)
Al introducirla se escucha el sonido característico que la copa hace al desplegarse para hacer el vacío. Si no estás segura prueba a introducir un dedo y rodear la copa para tener la certeza que se ha desplegado correctamente. Si la sientes y te molesta definitivamente no está bien puesta, así que repite el proceso hasta que sientas que no llevas nada. Según la marca que utilices tu copa vaginal tendrá un acabado distinto y un "pitorro" distinto. Hay algunos que son un poquito más duros y pequeños y otros que son más blandos y largos... Se pueden cortar según tus necesidades. 
Uno de los miedos más atroces que tenía antes de ponerme la copa era que el efecto vacío hiciese que no se pudiese sacar, pero basta con meter un dedo y empujar una de las paredes de la copa hacia el centro de la misma para romper ese vacío y tirar del pitorro hacia afuera."
Claudia, 32 años


Llevo usando la copa alrededor de cinco meses. Había escuchado hablar de ella hacía relativamente poco y me puse a investigar por internet porque no sabía absolutamente nada de ella. Lo primero que me sorprendió fue lo pequeña que era. Mi copa es blanda, así que me costó mucho pillarle el tranquillo para que entrase bien (aún a día de hoy, hay veces que consigo ponerla bien del tirón, y veces que no). Tras un par de intentos, aquello entró y parecía que se quedaba bien ajustada. 
Tras cinco o seis horar, llegó el siguiente dilema: ¡quitarla! La copa había hecho de chupón y yo no era capaz de hacer que eso saliese. Llegué a ponerme bastante nerviosa, la verdad. ¿El truco? Respirar, lento, y profundo, y poco a poco fui tirando, hasta que salió. Mi copa trae como los tampones, un hilito de silicona, del cual se puede para facilitar el quitarla.
Al principio llevaba un salvaslip por si acaso. En realidad, fue un "para nada" porque de verdad, que una vez te la pones, de ahí no se escapa nada de nada. A día de hoy, estoy contentísima. No volveré a los tampones o compresas salvo extrema necesidad. Mi decisión no fue solo por una cuestión económica, si no que también me afecta el plano medioambiental. Mis residuos por regla son ahora prácticamente nulos, y además lo encuentro mucho más higiénico que un trozo de algodón prensado.
Laura, 32 años

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