A la hora de deshacerse de cosas innecesarias la fuerza de voluntad es necesaria. Justo cuando creía que lo tenía controlado, me encuentro con ciertas cosas que me cuesta dejar atrás.
Ya están caducadas, ya no puedo usarlas, pero no soy capaz de tirarlas. ¿Quieres saber por qué?
El de NARS me costó muchísimo conseguirlo: tuve que pedirlo a su web porque el tono Carmen era exclusivo online. El color es precioso, un rojo que tira a coral muy sutilmente, pero también lleva más de 3 años en mi neceser sin que le haya dado todo el uso que podía.
Este pigmento prensado de L'Oréal viene desde el otro lado del charco: una amiga me lo trajo desde Nueva York porque este tono no se vende en España. Al igual que los otros productos tiene más de 3 años de antigüedad y aunque sigue funcionando bien no creo que sea recomendable seguir usándolo.
El mitiquísimo esmalte Particulière de Chanel también funciona pero su formulación tiene muchos de los químicos de los que me he deshecho. En la actualidad ya hay muchos tonos parecidos a este por lo que seguro podré encontrar un clon en alguna otra marca más eco.
¿Lo que me da pena? Que son productos que me encantan pero que no he gastado antes de que caducasen. ¿Os suena eso de reservar algunas cosas para ocasiones especiales? Pues no lo hagáis. Cada día es una ocasión especial, y si encima habéis desembolsado una cantidad importante de dinero por ellos usadlos hasta acabarlos para sacarles el máximo provecho.
Lo sencillo sería volver a comprarlos, pero ninguna de estas marcas es cruelty free y además contienen ingredientes que ya no quiero volver a usar.
Y vosotras, ¿tenéis algún producto/prenda/objeto del que os cueste separaros? ¡No dudéis en comentar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario